Estoy segura que no soy la única que se ha hecho esta pregunta. Lo leo mucho en los chats de madres de familia, pero la verdad lo veo también en las entrevistas que como empresarios nos toca realizar para efectuar una contratación eficiente.
He detectado algunos elementos que considero deben ser cambiados de manera inmediata si queremos sociedades más equitativas y productivas, pues a pesar de la cantidad de automatizaciones en el mundo comercial, el ser humano sigue siendo intrínsecamente el motor de los sistemas y modelos que nos rigen, y un tan solo desbalance nos lleva por un camino del que cuesta mas salir que enderezar, aún o peor, en nuestra vida adulta.
Siendo hija de dos seres humanos extraordinarios, los más sinceros y auténticos que he conocido en mi vida entera, y así mismo los más alejados de la perfección, desde muy joven viví una lucha entre lo que el mundo espera y lo que la realidad es, llevando por un proceso de toma de decisiones que nos trae hasta hoy.
Ahora siendo madre de dos, Yamil de 12 y Viviana de 10, doy gracias a esa dualidad de principios, valores y educación que recibí a lo largo de mi juventud y doy gracias porque sigo aprendiendo de otras y mejores maneras para dar a mis hijos una educación más allá de las paredes de una escuela, de las pantallas de un computador y de las expectativas de una sociedad; sino que a través de las paredes invisibles del alma, los estigmas de los sentimientos y la dureza de los momentos de la vida.
Cuando pensaba en el sistema educativo y como quisiera que fuera diferente, me frustraba, pero con el tiempo y la reflexión aprendí que la mejor educación es la vida real, que la escuela formal es un requisito para que aprendan algo mientras trabajamos para pagarla, pero que cada dia que pasa debemos en casa batallar con las falencias de la educación formal y ojalá fueran académicas, estamos aceptando que formen máquinas de competencia que aceptan principios universales como eternos, cuando el cambio es lo más constante de los últimos tiempos.
No quiero criticar un sistema que lleva años mejorándolo y esforzándose tanto, pero no puedo dejar de decir que siento que se están conformando con la matrícula y mensualidad y olvidando que tienen un tercio del día la carga de almas en sus instalaciones.
El balance de educación académica versus educación emocional en los futuros profesionales aún no está siendo medida por nadie y considero que es un tema que debe comenzar a conversarse. La educación formal va a transformarse, lento como cualquier proceso administrativo a los que los humanos nos apegamos por seguridad, pertenencia y comodidad, pero estoy segura que un día más adelante cuestionaremos incluso las grandes inversiones a los que los exponemos para asegurar un trabajo digno a nuestros hijos, como si ese es el legado más importante o el único que pueden dejar en esta tierra.
Mi ambición, que mis hijos a través de mis falencias y educación en crecimiento personal e inteligencia emocional, puedan acceder a sus almas antes de lo que lo hice yo, que cuestionen todo a su alrededor y no se crean ciegamente todo lo que les decimos, sino que lo vivan y mejoren….eso sí, que sigan en la escuela mientras descubrimos la manera de hacerlo mejor.