Hoy 21 de Marzo, 2020, no sé que día de coronavirus va ya, pero con lágrimas sé que si me pasara algo quisiera ser recordada por cuanto amé; aunque no todos comprendieran mi tipo de amor y pase a la historia como la más fea del cuento, que al menos los que de verdad me conocen el corazón puedan contarle a mis hijos de qué está hecha su madre: de un corazón amoroso, consentido, perturbado, fuerte, hipócrita, soñador y entregado. No perfecto, sin duda.
Hoy lloro por el encierro, por aquel sentimiento de no hacer nada bien, por el sentirse juzgado todo el tiempo, por la falta de valor, de balance, en fin….lloro porque estoy feliz de ser yo, pero me duele que ser yo nunca termina de hacer feliz a nadie, ni aún en el coronavirus.
Quisiera que mis hijos comprendan algún día que su madre no está con ellos porque tiene una responsabilidad con 30, no; con más 100 empleados de llevar pan a su casa, de sonreír a través de una mascarilla y de vender cigarros y cervezas para poder pagar sus salarios la próxima quincena. Cuestionada del porque los pongo en riesgo a los más pequeños, nacidos de mis entrañas por “nada”, pero que no entiendan que ese “nada” no es “nada” para mí, es todo, es lo que da sentido a mi vida desde siempre, el prójimo.
Que quiero tomarme dos que tres para relajarme y fumarme un cigarro para pensar que todo está bien, pero no puedo porque al dar la vuelta el juzgamiento está a mi par, a mi alrededor y que realmente en la crisis solo piense en beber y fumar es pecado mortal…. lloro.
Lloro porque mi corazón positivo y soñador, no puede pasar por la vida sin hacer daño a quienes más quiero y parece que es un efecto que no termina, lloro porque los quiero hacer felices a todos y no lo logro, lloro porque mi gente sufre y aun así tiene una sonrisa cuando va a trabajar aunque no tenga para pagar su pasaje y su zona de residencia es de alto contagio del virus. Lloro porque también quiero ser feliz y no lo logro, porque para que sean felices tengo que fingir estar bien y no tengo derecho a pensar, llorar o simplemente estar.
Hoy con insomnio y en medio de la pandemia solo quiero sentir, no hacer daño, dormir y pensar que todo estará bien, sin embargo mi estómago me traiciona y se retuerce de dolor por sentir en soledad, con culpa y solo estas letras me confortan un poco.
Hoy se acabó ya, tal vez mañana haga algo mejor, o tal vez no, solo Dios sabe, pero seguiré intentando aunque se me parta el alma en dos o en mil, solo espero que los que de verdad me conozcan, algún día tengan algo bueno que decir de mi…algún día.
LA INCONFORME